Agua y Innovación
Se celebra El Día Mundial del Agua para recordar no sólo la importancia este este recurso fundamental para el desarrollo de la vida sino también sus retos, y precisamente este año el tema elegido es un reto “el desperdicio del agua”, una problemática puede ser abordada gracias a la innovación.
Las Naciones Unidas (ONU), promotor del día internacional, ha publicado con este motivo un informe de evaluación sobre las aguas residuales, dónde plantea cómo reducir y reutilizar hasta un 80% del agua que malgastamos en nuestras casas, ciudades, industrias y agricultura y que fluye de vuelta a la naturaleza, contaminando el medio ambiente y perdiendo nutrientes valiosos. ¿Estamos ante un nuevo oro negro?
El organismo internacional pone énfasis en la necesidad de aumentar la recolección y tratamiento de las aguas residuales y reciclarlas de una forma segura. Al mismo tiempo, reducir la cantidad de agua que contaminamos y malgastamos para ayudar a proteger el medio ambiente y los recursos hídricos. Además, uno de los objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU incluye reducir a la mitad la proporción de agua dilapidada y aumentar su reciclaje.
Depurar o tratar las aguas es lo mínimo que debe hacerse para que los residuos no contaminen el entorno, las aguas subterráneas o los ríos. En 2012, según el informe, se produjeron 842.000 defunciones por este motivo en países de ingresos bajos y medios.
Reciclar y reutilizar este recurso implica ir más allá. Es sumar a esa recogida y canalización de los residuos, y a su tratamiento, la posibilidad de aprovechar un bien cada vez más explotado. El 40% de la población mundial ya se enfrenta a la escasez.
La Unión Europea (UE) se suma a este reto mundial y , para ello, cuenta con la investigación y la innovación, que se abren al mundo para poder afrontar este y otros retos globales.
La innovación permite que tecnologías disruptivas puedan evitar que, como ocurre en estos momentos, 1.800 millones de personas usen una fuente de agua contaminada por material fecal, poniéndolas en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio.
Los proyectos innovadores, o disruptivos, pueden permitir una gestión adecuada de los recursos hídricos, su reutilización, un cambio en la sociedad, crecimiento y generación de empleo, democratización o la mejora del medio ambiente, entre otros muchos beneficios.